28 de julio de 2006

Leyenda de las Montañas de Gales

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Saludos del Dardo
Leyenda de las Montañas negras de Gales
Una conocida leyenda nos habla de un joven que solía apacentar su ganado junto a un pequeño lago próximo a las Montañas Negras de Gales.
Un día vió a una encantadora criatura que remaba despacio de un lado a otro, en una barca dorada, en la superficie del lago.
Al punto se enamoró perdidamente de ella y le ofreció el pan que había traído consigo para su comida del medio día.
Respondióle ella que el pan estaba demasiado duro y desapareció en el abismo.
Al día siguiente, la madre del joven, le dió para que se la llevara consigo, una masa sin cocer y él se la ofreció al hada, pero ella le contestó que estaba demasiado blanda y desapareció de nuevo.
Al tercer día, su madre le entregó pan ligeramente cocido y ya este lo aceptó.
Surgieron del lago tres figuras: un viejo con una preciosa hija a cada lado.
Las muchachas eran idénticas y el padre le dijo al joven granjero que estaba dispuesto a ofrecerle a su hija, de la que estaba enamorado, si era capaz de reconocerla.
A punto estaba el granjero de renunciar a ella, desesperado, cuando una adelantó levemente un pie y entonces, al reconocer su chinela, obtuvo su mano.
Al hada del lago le otorgaron una magnífica dote y así vivieron juntos felizmente.
Ahora bien, al joven granjero le habían advertido que perdería a su bella esposa si llegase a golpearla tres veces sin motivo.
Y ocurrió que, aun cuando eran, sin duda dulcemente felices, estas hadas se comportan a veces de una manera extraña, lo mismo podían llorar en una boda que reírse y cantar en el entierro de un niño, lo que acababa por dar lugar a que su amante esposo la reprendiese tres veces, más bien, con una amorosa palmada que con un golpe, pero esto bastó para que se viese forzada a abandonarle.No obstante, no se olvidaba de sus hijos y les enseñaba muchos secretos de la medicina para que pudieran llegar a ser médicos afamados.
(Leyenda de Gales)
Ciao y buen fin de semana...

Leyenda de la Vía Láctea

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Saludos del Dardo
La leyenda de nuestra galaxia
Una antigua leyenda griega cuenta que la diosa Hera, esposa de Zeus, amamantaba a su hijo, cuando de pronto éste soltó el pecho sin previo aviso, de tal forma, que se derramó leche. De ahí surgió la mancha que los griegos identificaron como “traza o camino de la leche”. El nombre Vía Láctea procede del latín. Fueron los romanos los que la denominaron como el camino de la leche. En España, se le conoce comúnmente como Camino de Santiago, ya que los peregrinos que marchaban hasta Santiago de Compostela se servían como referencia de la posición de la Vía Láctea.

Nuestro hogar
Mirar el cielo nos permite ver miles de estrellas, racimos estelares y nebulosas, que, aunque parezcan muy distantes, la mayoría de estos objetos se encuentran dentro de nuestra propia galaxia, La Vía Láctea. Durante muchos años se creyó que la Tierra era el centro del universo, hasta que que personajes como Copérnico y Galileo rompieron con los esquemas establecidos, posicionando al Sol cómo único rey del cielos. Pero no fue hasta el siglo XVIII, cuando los astrónomos, ya conocedores de que el Sol estaba próximo al centro del sistema de estrellas conocido como la Galaxia (nombre griego de láctea) o la Via Láctea, se preguntaron si ésta era la única existente. Durante comienzos del siglo XX, los astrónomos comenzaron a realizar cálculos y mediciones y en 1917, Harlow Shapley, utilizando las estrellas variables de los racimos globulares lejános, calculó la distancia que tenía el Sol con respecto al centro de la Via Láctea. Hoy se sabe que el Sistema Solar se encuentra a treinta mil años luz del centro de la galaxia. En 1924, Edwin Hubble, demostró que la Via Láctea no era más que una de las tantas galaxias que hay en el universo.
Es curiosa la historia ¡eh!...

20 de julio de 2006

Reflexiones de Jesús Quintero

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Las entrevistas de Quintero, como tal y como El Loco de la Colina, tienen un encanto especial: apelan a la complicidad del espectador, requieren de éste, un cierto conocimiento previo de los personajes y buscan el entendimiento con el personaje.
Ayer viendo el programa de El loco de la colina, de Jesús Quintero, como cada miércoles, me conmovió las palabras que utilizó en su reflexión personal. Aquí os dejo un fragmento, con su permiso, para que sintáis la fuerza con la que habla y dice todo lo que le molesta en este mundo, siempre con un estilo tan particular que le hace ser diferente a lo que habitualmente vemos. Así nacen los creadores de opinión y con el paso del tiempo la leyenda.

Reflexiones de Jesús Quintero

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos, tarde o temprano se verá rodeado de amistades falsas.
Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.
Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo te darás cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.
Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo uno aprende...

Nunca seremos iguales, ni falta que hace.

No hay nada más aburrido que la igualdad.
Lo que hace falta es que nos respetemos y respetemos nuestras diferencias. Que nos sintamos solidarios y unidos.
Que nadie explote a nadie. Que nadie desprecie a nadie, lo avasalle o lo humille. Que nadie se crea superior.
Que no seamos iguales no quiere decir que seamos mejores ni peores, sólo diferentes.


Paciencia hermano, todo esto pasará.
Pasarán el paro, el hambre, la injusticia, la violencia, la carrera de armamentos, los bloques, los días y las noches de miedo y de miseria.
Pasarán la incomprensión, la intolerancia, el fanatismo, los valores eternos, los deberes, las órdenes, las leyes...
Pasarán los hombres cuyo nombre hoy es inevitable y las causas por las que se nos pide trabajar sin descanso y morir si es preciso.
Los Estados Unidos y la URSS pasarán como pasaron otros imperios, caerán como cayeron Persia, Roma o Cartago.
Pasarán las naciones y sus sagrados símbolos.
Pasarán los ejércitos, las guerras, las fronteras.
Pasarán la crisis, todas las crisis.
No hay tragedia que dure eternamente ni fiesta que no acabe.
Paciencia, hermano, sólo es cuestión de tiempo. Todo esto pasará... aunque ni tú ni nadie pueda tal vez contarlo.

Fuente: EL LOCO DE LA COLINA

17 de julio de 2006

Leyenda de las tribus komo de Sierra Leona, África.

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Hoy os traígo una leyenda típica de Africa.

Espero que os guste.

Fuente: Alma

El solsticio de verano

El sol había encargado al murciélago que llevara a la luna una bolsa con oscuridad. En el camino, el murciélago paró a beber agua, dejó la bolsa en el suelo y unos animales curiosos la abrieron y la oscuridad se escapó.

El sol obligó entonces al murciélago a vivir en la noche hasta que hubiera recogido de nuevo la oscuridad que había perdido. Solamente una noche al año el murciélago y el sol se volverían a encontrar, la noche del solsticio de verano.
(Leyenda de las tribus komo de Sierra Leona, África)
Firmado por: Alma
Publicado por: El pequeño Dardo

14 de julio de 2006

La pequeña caja de cristal

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Hoy os presento un Micro-cuento.
Espero que os guste.
Micro-cuento 7

La pequeña caja de cristal

Mi padre, de pequeño, me dijo un secreto, que he guardado con mucho cariño todos estos años. Es sobre una caja pequeña de cristal. Pero no una caja pequeña de cristal cualquiera, no. Esta era muy especial, porque en su interior albergaba los sueños de todos. Ahora me tocaba a mí confesárselos a la pequeña caja de cristal. Y como no sabía cómo hacerlo, lo consulté con mi padre:
-Papá, qué le digo a la caja.
-No sé. Por ejemplo, todo lo que quieres que se te cumpla en un futuro-me dijo entusiasmado y muy serio.
Yo le pedí, por aquel entonces, mil cosas a la pequeña caja de cristal. Con el paso del tiempo llegué a una conclusión. Sólo se te cumplen tus deseos, si puedes hacer que tus deseos se cumplan. Hoy pienso, que no todo lo que nos dicen es verdad. Al igual que, tampoco podemos creernos que todo lo que creemos que es verdad, es todo lo que nos dicen y decimos. En fin. El caso es que tomé mis propias decisiones y recapacité sobre lo qué tengo y sobre cómo lo he conseguido, y me acordé de la caja pequeña de cristal. Pues en su interior aún me quedan algunos sueños pendientes por cumplir, lo que no sé es si algún día se cumplirán o no. Yo sigo confiando en la pequeña caja de cristal que alberga en su interior mis ilusiones y las de toda mi familia.

Fuente: Alberto Zambade (El pequeño Dardo)

12 de julio de 2006

El nacimiento de una leyenda

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Este relato breve va dedicado a Almudena Grandes.
Relato Breve

La juventud de María Estébez

Era una caja de cartón marrón, perdida bajo una montaña de trastos viejos, en la esquina que, desde que tengo memoria, han escogido siempre los vecinos de mi barrio para amontonar los trastos. Aquella noche, el ayuntamiento se los iba a llevar gratis. Había carteles colgados en cada portal del barrio, con el horario de recogida bien clarito, pero cuando salí por la mañana, la caja ya estaba allí.

Cuando volví del Instituto, a media tarde, no logré verla. Había tantos trastos nuevos sobre los antiguos, que apenas logré distinguirla. Pero lo que sí vi fue la silueta de mi madre husmeando. A ella siempre le había encantado recoger objetos desahuciados de la esquina de los trastos y yo admiraba tanto su habilidad, la gracia con la que sabía devolverlos a la vida, que aquella tarde decidí ayudarla. Total, no tenía deberes. Así fui levantando, estudiando, seleccionando mesitas, estantes, adornos antiguos, hasta que me encontré con ella, con la humilde caja marrón que aquella misma mañana ya vi sin querer mirarla. Ahora tampoco me interesaba mucho, pero estaba abierta. A través del agujero de una solapa rota se veía la portada de un libro, Robert Louis Stevenson, La isla del tesoro, y la mitad de otra, Dicc…Esp…

Fue el diccionario, la curiosidad instantánea que me inspiró resolver aquel título seccionado por una solapa bien cerrada. Español ¿Qué? Me dije, y arrastré aquella caja hasta un banco, me senté con ella entre las piernas, la abrí del todo. Diccionario escolar Español-Latín. Enseguida leí otra inscripción, un nombre a boli, cada letra repasada muchas veces sobre la superficie irregular de los cantos bien apretados. José Juan, ponía. Cuando abrí el libro, vi aquel nombre escrito muchas otras veces, y en la primera página, arriba, con una letra redonda, otro nombre, María Estébez, 5ºA. Entonces me di cuenta de que era un libro muy antiguo, el lomo destrozado, las páginas amarillentas, el pie de imprenta, 1946. María quiere a Juan José, María y José Juan, Te quiero, José Juan… En 1946, María Estébez marcaba todos sus libros con la misma cuidadosa caligrafía. Le gustaba leer obras que yo conocía, de Julio Verne, de Hermann Hesse, de Albert Camus, otras que me sonaban vagamente, como Rebeca o La feria de las vanidades, y otras de las que no había oído hablar jamás. La vida sale al encuentro, Edad prohibida, ¿y esto qué será…?

Pero en la caja no había sólo libros. Allí estaban también los cuadernos de María Estébez-4ºA, 5ºA, 6ºA- donde aparecían los anteriores novios que se iban sucediendo hasta llegar a José Juan. Y había también cartas, algunas con sobres de colores muy chillones y sicodélicos, con dibujos muy cursis y muchas tarjetas de Navidad. Y algunos discos de vinilo con las tapas muy viejas y medio rotas, con títulos muy raros, A Antonio Machado, poeta o Todo tiene su fin. Era como si María Estébez, quienquiera que fuera, hubiera querido cortar de golpe cualquier lazo que la uniera con su pasado remoto, su primer pasado adulto, la adolescencia que yo estaba entrenando 50 años después. O como si se hubiera muerto, y su familia hubiera decidido desprenderse de todas las cosas que no necesitaba para recordarla. Y sin embargo, María Estébez, seguía estando allí, en aquellos nombres de chico, en aquellos libros y aquellos cuadernos, en las cartas y en los discos. Estaba allí, igual que en cualquier otra parte, más quizá.

-¿Qué haces?-mi madre levantó en el aíre una lechera antigua, de hojalata, poco abollada, y una estantería muy pequeña, que parecía un especiero-. Vamos a casa, anda…

En el fondo había un montón de fotos antiguas, las miré deprisa, observé la frecuencia con la que aparecía en ellas una chica delgada, morena, con el pelo cortado a capas y como doblado para atrás sobre sí mismo, muy raro, y volví a ponerlas en el fondo de la caja. Después amontoné encima todo los demás mientras sentía una tristeza profunda, inexplicable. La memoria de María Estébez, adolescente hace cincuenta años, me dolió como en aquel momento presentí que le dolería su propia adolescencia abandonada, cuando hubieran pasado cincuenta años. Tan pronto. Tan tarde. Tan pronto…

-¿Y eso?-mi madre me miró con las cejas levantadas, cuando me vio llegar con la caja en brazos.
-Me la llevo-y antes de que ella me preguntara para qué, comprendió que no iba a ser capaz de decir la verdad, porque me daba vergüenza dejar a María Estébez tirada en la calle, rechazada, abandonada, expuesta a las miradas de otros-. Son libros. Algunos están muy bien, ¿sabes?
Para: Almudena Grandes.
Firma: Alberto Zambade

10 de julio de 2006

Leyenda de la Calle del Lazo, en Madrid.

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Leyenda de la Calle del Lazo, en Madrid
C/ del lazo. (entre Espejo y de la unión)
Fuente: Leyendas de Madrid

Cuenta la leyenda, que el rey Alfonso X (siglo XIII), regaló un bello lazo de oro a su enamorada María Dalanda. El rey Alfonso X, sospechando que su amada tuviera otro amante, mando que la vigilasen.
Una noche se encontró un joven muerto, dicen las malas lenguas que dicho joven llevaba el lazo de oro que le había regalado el rey, confirmando así la infidelidad.

Otra leyenda que dio el nombre a esta calle fue la aparición en el arroyo de San Ginés de un gran lagarto que estaba atemorizando a los vecinos, estos se reunieron y dispusieron dar caza al lagarto colocando una trampa y finalmente ponerle un lazo.
Firma: Alberto Zambade

5 de julio de 2006

La leyenda del Lago Ness

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EL LAGO NESS: UN PAISAJE DE LEYENDA

Desde hace más de catorce siglos -que se dice pronto- se conservan testimonios de personas que aseguran haber visto al monstruo que vive en las aguas del lago Ness.
Cascada de la Reina
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Cuando te sientas en la barra de un pub con una cerveza en la mano y alguien te jura por san Andrés, patrón de estas tierras, que se ha encontrado con el famoso plesiosaurio -es decir, que ha visto a un dinosaurio que, en el mejor de los casos, se extinguió hace 65.000.000 de años, cuando ni tan siquiera existíamos los seres humanos- sólo puedes arquear las cejas, mirarlo con incredulidad y pensar que el whisky causa estragos en los que no saben beber; pero si escuchas esa misma historia a orillas del lago, junto a las ruinas del castillo Urquhart, no puedes evitar que un escalofrío te recorra la médula al mirar ese profundo espejo de negrura y sentir el viento mientras arrastra la bruma entre los bosques que rodean el hogar de Nessie. Entonces te das cuenta de que, allí, puedes creerte cualquier historia que cuenten porque, en ese lugar, hasta lo más absurdo cobra ciertos visos de realidad.
La culpa de todo la tiene ese paisaje de leyenda que envuelve a toda Escocia en un misterio y que ha inspirado, durante generaciones, a escritores como Robert Louis Stevenson ("Doctor Jekyll y Mr. Hyde"), Walter Scott ("Ivanhoe"), Arthur Conan Doyle ("Sherlock Holmes" y "El mundo perdido") o J.K. Rowling y su conocido "Harry Potter". Un ambiente nebuloso, frío y húmedo que se convierte en el mejor terreno para cultivar relatos de kelpies (sirenas), nuckalavees (terribles demonios sin piel), sidhies (hadas) y otras criaturas como el bogeyman (la versión local del hombre del saco con el que nos amenazaban de pequeños si no comíamos toda la cena). Así se ha labrado un carácter tan propenso a las supersticiones que es difícil ignorarlas porque siempre hay una que se puede aplicar en cualquier momento; por ejemplo: si al amanecer ves un rayo de sol de color verde, ese día encontrarás el amor; pero si estás leyendo un libro y el reloj da las tres de la tarde, ten cuidado, no debes pasar la página porque si das la vuelta a la hoja y el papel está en blanco, morirás ese mismo día sin remedio.

Castillo Eilean Donnan
Este apego por todo lo misterioso y sobrenatural es uno de los rasgos que tienen en común los escoceses y otros pueblos celtas como los bretones y sus tradiciones sobre Merlín y los druidas o los gallegos y sus meigas; pero no es el único: la dureza del clima atlántico, con su pertinaz lluvia, ha marcado un carácter melancólico y pesimista que da una gran importancia a las tradiciones, la historia y la familia; por eso, no se extrañe si al preguntar a un escocés -¿Qué tal estás?- sólo le responde con un lacónico -¡No estoy mal!-.
Supersticiosos, pesimistas… los escoceses acarrean además el sambenito de la tacañería, algo que les convierte en objeto de numerosos chistes, como en España ocurre con los habitantes de Lepe o en media Europa con los belgas. Dicen -los ingleses, por supuesto- que, en cierta ocasión, un escocés escribió a un periódico de Londres amenazando con no volver a pedir el periódico a su vecino para leerlo si en los artículos no dejaban de llamar tacaños a los escoceses.
El odio a sus vecinos del sur, la gaita, los cardos, los juegos tradicionales y la falda a cuadros (el kilt) son algunas de las señas de identidad más conocidas de un pueblo con justa fama de hospitalario; pero, sin duda, su imagen más difundida en todo el mundo se debe al whisky -único por el sabor de la cebada malteada, la turba y el agua de los manantiales del río Spey- y el golf, deporte que inventaron en el siglo XIV. Ambos son tan importantes para la economía local que puede hacer un "green" en cerca de 600 campos y probar la bebida nacional en cualquiera de sus más de 100 destilerías; incluso se dice -otra leyenda, claro- que los campos de golf tienen 18 hoyos porque una botella de whisky sólo da para llenar 18 vasos.

Castillo Urqhuart
Con una extensión similar a la de Castilla-La Mancha, Escocia está situada en el norte de Gran Bretaña; tan al norte que Edimburgo -su capital- se encuentra a la misma latitud que Moscú y las islas Shetland, en el extremo más septentrional del país, están más cerca del círculo polar que del propio Londres. El Océano Atlántico y el Mar del Norte baten con fuerza las costas de la antigua Caledonia (nombre que le dieron los latinos) por tres de sus cuatro puntos cardinales, excepto por el sur, donde los montes Cheviot la separan -en todos los sentidos- de Inglaterra; un vecino con el que nunca ha tenido una relación especialmente cordial.
Los escotos, uno de los pueblos celtas que se refugiaron en las Tierras Altas durante la conquista romana, lograron imponer su dominio sobre los pictos, anglos y britones en el siglo IX cuando su jefe, Kenneth MacAlpin, fue nombrado rey de la Tierra de los Escotos; es decir, Scotland. A partir de entonces, la relación entre ingleses y escoceses estuvo marcada por la lucha de los primeros por lograr la anexión y la constancia de los segundos por mantener su libertad. Un deseo que se identifica con la figura de William Wallace -el famoso "Braveheart" de Mel Gibson- y con la victoria de Robert the Bruce en 1314,cerca de Stirling, sobre las tropas inglesas que dio a Escocia más de trescientos años de independencia.
Curiosamente, la unión definitiva de las dos coronas llegó en el siglo XVI de la mano de un escocés.
Cuando la reina Isabel I de Inglaterra -que tantos quebraderos de cabeza dio a la política de Felipe II con "La armada invencible"- murió en 1603 sin dejar descendencia; los nobles eligieron a Jacobo VI de Escocia para ocupar el trono; así, por un capricho del destino, el hijo de la reina escocesa María Estuardo -a la que Isabel I mandó ejecutar en 1587- se convirtió en rey de Escocia e Inglaterra. Tras la firma del Acta de Unión de los dos parlamentos (1707), sólo hubo un intento secesionista a mediados del siglo XVIII cuando las tropas del príncipe Carlos Eduardo Estuardo (tataranieto de aquel Jacobo VI) fueron derrotadas en Culloden, cerca de Inverness, en la que se recuerda como la última batalla librada en suelo británico.

Tierras Altas
Hoy en día, Escocia es uno de los cuatro países que forman parte del Reino Unido junto a Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte y, desde 1999, ha recuperado su autonomía legislativa con un renovado Parlamento que Isabel II inauguró en el verano de 2004 en plena Milla Real de Edimburgo.
Como dije, la leyenda del monstruo comenzó en el siglo VI cuando san Columbano -el monje irlandés que evangelizó Escocia- evitó que "un enorme animal parecido a una serpiente" atacase a un hombre que nadaba en el lago; sin embargo, la "monstruomanía" se desató a mediados del siglo XX cuando todos los periódicos británicos publicaron el encuentro de Mary Hamilton, en 1933, con "un animal de cabeza pequeña y cuello muy largo y delgado que debía medir 24 metros de largo".Había nacido el mito.
Los tabloides ofrecieron suculentas recompensas a todo el que facilitase información sobre el monstruo e incluso instituciones de tanto prestigio como el British Museum, el diario "The Times" o el Parlamento iniciaron sus propias investigaciones; en tan sólo un año se recopilaron más de 600 testimonios con descripciones de testigos que incluso aportaban imágenes, tanto fotografías como filmaciones, de lo que ya nadie dudaba que era un auténtico plesiosaurio; es decir, un dinosaurio marino del periodo jurásico.
Un año más tarde, en 1934, se tomó la famosa imagen de la cabeza del animal asomando fuera del agua; la foto se atribuyó al físico inglés Robert K. Wilson y muchos entusiastas la consideraron entonces como la prueba definitiva de la existencia del monstruo. Hoy en día, sin embargo, sabemos que fue un fraude. En 1993, un hombre llamado Christian Spurling confesó, en su lecho de muerte, que él y su hermanastro habían sacado aquella foto del "monstruo" atando un juguete a un flotador para vengarse del periódico que había despedido a su padrastro.

Isla de Skye
El fraude cayó como un jarro de agua fría entre los entusiastas de Nessie y puso en tela de juicio la investigación de muchos especialistas que, a pesar de todo, siguieron intentándolo -sin éxito, todo hay que decirlo- pues todavía no se ha podido demostrar con pruebas, y no con simples conjeturas, que un dinosaurio vive en el lago; y eso, a pesar de que se ha contado con los mejores equipos y con lo último en tecnología para escudriñar cada uno de siete mil millones de metros cúbicos de aguas, negras y oscuras como la boca de un lobo, donde no hace falta sumergirse hasta el fondo, a 225 metros de profundidad, para encontrarse envuelto en una total oscuridad pues, a pocos metros de la superficie, ya no se ve casi nada.
En 1972, una expedición de la Academia de Ciencias Aplicadas de Boston utilizó cámaras subacuáticas y un equipo de sónar para batir el fondo lacustre y, como resultado, obtuvieron la fotografía de una aleta. Nada concluyente, pero lo justo para que tanto los defensores como los detractores del monstruo utilizaran aquella nueva imagen como un símbolo para demostrar o rebatir, según el caso, sus propios teorías.
Un nuevo estudio, publicado por la prestigiosa National Geographic en 2003, recogió la opinión de algunos científicos que consideraban "una broma" la leyenda del monstruo; aún así, ninguno descartó la posibilidad de que en el lago viviese un gran animal, "pero, desde luego, no un plesiosaurio". Este animal podría ser un esturión, un pez teleósteo que vive en el mar pero que, en primavera y verano, remonta los ríos para desovar. El pez, que puede llegar a medir más de 5 metros y pesar unos 200 kg., es de color gris con motas negras en el lomo, donde tiene cinco filas de placas óseas -a modo de púas- grandes, duras y puntiagudas que terminan antes de llegar a su pequeña cabeza. ¿Podría ser éste el monstruo que ha visto emerger del lago tanta gente?

Vacas de Cawdor
La teoría cuenta con la existencia de una falla que se formó en las glaciaciones, la llamada Glen Mor, que une el lago Ness con el Océano Atlántico y el Mar del Norte; desde el lago Linnhe y la ciudad de Fort William, al suroeste, pasa por el lago Lochy y desemboca en Inverness, la capital de las Tierras Altas, al noreste, siguiendo el cauce del río Ness. De esta forma, los esturiones (o el monstruo, según se crea) pueden remontar el río, llegar al lago y regresar al mar después de haber depositado sus huevos.
Sea lo que sea, más allá del mito, la leyenda es un excelente reclamo turístico para visitar las Tierras Altas de Escocia, las Highlands, y una excusa perfecta para conocer lugares tan emblemáticos como el castillo de Eilean Donan, los acantilados de Kilt Rocks, los jardines de Inverewe o las cascadas de Measach; sin olvidar que, a dos millas de Drummadrochit, junto al castillo Urquhart, la sociedad "Escocia Histórica" ha construido el centro de interpretación del lago y que allí puede embarcar en el "Jacobite Warrior" para dar una vuelta por el lago. Quién sabe, a lo mejor tiene suerte y ve a Nessie; si no, le aseguro que, al menos, habrá disfrutado durante unos días de un paisaje de leyenda.
Enviado por: Carlos Pérez Vaquero
Fotografías: Diego García Carrera
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Publicado por El Pequeño Dardo

3 de julio de 2006

Un extracto de Momo

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Un extracto de Momo
Por: Cide Hamete

Aunque pueda parecerlo, esto no es un regreso, pero ocurre que paseando por la red me ha dado por entrar en mi página de estadísticas, y he comprobado que aproximadamente tengo a diario unas 40 ó 50 visitas al día. Me parece alucinante. ¿Quienes serán los que siguen pasando por este rincón? ¿Quizá gente que añora que el blog tenga más actividad? No lo creo. Quizá sean simplemente personas que llegan a traves de algún link que alguien se ha olvidado de borrar de su página o no ha querido hacerlo.
Pero ¿y si fueseis vosotros, los de siempre? Qué sensación más agradable pensar que alguien espera que regreses, que vuelvas a escribir lo que escribías. Me parece como esos aficionados argentinos que aplauden a Maradona, y todavía esperan verle meter un gol increíble o hacer un regate impensable. Desde luego esto alimenta mi ego. Lo más probable es que paséis por aquí sólo por casualidad, buscando lugares interesantes que quizá encontréis entre los links que tengo puestos en el blog.
Os voy a regalar unos párrafos que me han llegado por correo de alguien que me aprecia. Se trata de un extracto de "Momo". No he leído este libro, pero me ha gustado encontrarme una carta con este texto. Es bonito tener alguien que te envíe cartas, algún día tengo que ajustar cuentas con la vida y comenzar a enviar cartas a la gente que aprecio.
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A Beppo le gustaban estas horas antes del amanecer, cuando la ciudad todavía dormía. Le gustaba su trabajo y lo hacía bien. Sabía que era un trabajo muy necesario.
Cuando barría las calles, lo hacía despaciosamente, pero con constancia; a cada paso una inspiración y a cada inspiración una barrida. Paso-inspiración-barrida. Paso-inspiración-barrida.
De vez en cuando, se paraba un momento y miraba pensativamente ante sí. Después proseguía-paso-inspiración-barrida.
Mientras se iba moviendo con la calle sucia ante sí y limpia detrás, se le ocurrían pensamientos. Pero eran pensamientos sin palabras, pensamientos tan difíciles de comunicar como un olor del que uno a duras penas se acuerda, o como de un color que se ha soñado.
Después del trabajo cuando se sentaba con Momo, le explicaba sus pensamientos. Y como ella le escuchaba a su modo, tan peculiar, su lengua se soltaba y hallaba las palabras adecuadas.
- Ves Momo- le decía, por ejemplo-, las cosas son así: a veces tienes ante ti una calle muy grande con un trayecto largísimo. Te parece tan terriblemente larga, que crees que nunca podrás acabarla.
Miró un rato en silencio a su alrededor, entonces siguió:
- Y entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista ves que la calle no se hace más corta y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento, y la calle sigue estando por delante. Así no se debe hacer.
Pensó durante un rato. Entonces siguió hablando:
- Nunca se ha de pensar en toda la calle a la vez, ¿entiendes?
Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca, nada más, que en la siguiente.
Volvió a callar y a reflexionar, antes de añadir:
- Entonces es divertido; eso es importante, porque entonces se hace bien la tarea. Y así ha de ser.
Después de una nueva y larga interrupción siguió:
- De repente uno se da cuenta de que paso a paso, se ha barrido toda la calle. Uno no se da cuenta de cómo ha sido y no se está sin aliento.
Asintió en silencio y dijo, poniendo punto y final:
- Eso es importante.
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Francamente una carta preciosa...
Publicado por: Alberto Zambade