6 de julio de 2015

Cabreo

De pequeño tuve un compañero de clase que cuando se acercaba la fecha de su cumpleaños, rezaba porque nadie le felicitara. Si su deseo se cumplía, al día siguiente siempre nos lo echaba en cara y no sólo a sus amigos del cole, también con su madre, con su padre, con sus hermanos, nos hechaba en cara nuestro olvido. Los domingos lo organizaba todo para que no le llamaramos y el lunes nos recriminaba que no le hubieramos llamado. Sólo se relacionaba con el mundo desde el agravio, muy triste vivir así. Ahora que ya es mayor y su madre ha fallecido, hizo todo lo posible para que nadie se enterara. Pasó la semanas llamando por teléfono a los integrados que no habían asistido al funeral, para recordarles y estropearles el día. Hay personas para las que la queja constituye un pequeño aliciente. Lo peor que les puede suceder en su vida es tener éxito. Y si les llega, jamás les parece suficiente sus meritos. Son un coñazo.

Dios, pertenece a este arquetipo psicológico, sin ser físico. No le sirve de mucho que le atribuyan la creación del día y la noche, de la naturaleza, de su bello esplendor, como la aurora boreal o el arco Iris. No, quiere más. Y en realidad la tiene. De hecho, hay religiones donde causan más muertos que los mismos nacionalismos. Y el problema es que las hay a miles. Pero a dios, no le basta. Por eso se enfada todo el rato. Aún recuerdo con pena mi viaje a Irak, hace unos años, el podia pedir todas las disculpas que quisiera, pero si se ha olvidado del cumpleaños de Alá, lo tiene crudo. Aún recuerdo ese día a fuego, 22/09/2005.

Esta tendencia al cabreo es lo que hace que Dios se lleve perfectamente con ciertos regimenés dictatoriales. No voy a nombrar más pasado, ni voy a dar pie a recordar cierto pasado en España, por ejemplo, o en otros paises internacionales. No es de recibo que una amiga mía caricaturista nacional que no hacía daño a nadie le dieran con cierta religión en la cabeza, por decirlo de una manera sutil señores y señoras.

Mi amigo, se curó llendo a un psicoanalista, pero yo no me imagino a Dios tumabdo en el diván, desliando e intentando arreglar su complejo de omnipotencia mundial.

Ella no tuvo un final correcto porque las cosas a veces no son políticamente correctas ni para dios ni para nadie.

Tenia que hacerlo Eva, tenia que escribirtelo con el tiempo, descansa en paz, hay donde estés querida amiga. Y sé que aunque ya no estés entre nosotros desde hace años, lo leeras porque mis letras siempre acompañaron tus días y alegraron en muchas ocasiones tu inspiración y tus dibujos. Ya no habrá caricaturas como las tuyas en los periódicos, pero siempre estarán en la mente que quien las recuerda con cariño.

Buen viaje querida amiga, seguimos en contacto... 

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